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Conversando con Alfredo Rodríguez, creador de Siento y Miento

Aviso: Esta entrevista estaba publicada inicialmente en Administracionytransportes.cl, pero como trata de temas de escritores, la vuelvo a publicar acá de manera íntegra.

A Alfredo lo conocí por su webcómic Siento y Miento hace varios años, fui a uno de sus lanzamientos (Siento y Miento 2) y también le he pedido consejos por correo para armar este sitio web jajaja. Amablemente me recibió en Quilpué para hacer esta entrevista y, de paso, tuvimos una conversación muy grata tanto con lo que leerán aquí como con lo que quedó afuera jajajaja. La conversación fue realizada el día 13 de febrero 2018.

Lo interesante de entrevistar a Alfredo Rodríguez, para mí, más allá de ser su fan es por la trayectoria y la biografía que tiene. Ha hecho cómics, talleres de guión, ahora tiene una editorial, sacó una antología de cuentos ilustrados, ¡sabe mucho!. Es decir, es un artista muy versátil en cuanto a géneros y también tiene cosas en común con la historia que quiero ir construyendo para mí mismo. ¡Espero que lo disfruten muchísimo! También creo que quizás haga un webcómic después de esto jajajaja.

  1. Presentación
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Alfredo Rodríguez, escritor y guionista de cómics chileno

Mi nombre es Alfredo Rodríguez, tengo 37 años y soy escritor, aunque estudié Ingeniería Civil. Estoy casado, tengo 3 hijos y trabajo desde mi casa.

2. Tú cuentas que estudiaste Ingeniería Civil y después te volviste escritor y guionista de cómics. ¿Qué te motivó a seguir este camino y cómo fue el proceso?

No fue brusco, al contrario, fue paulatino. Ahora me doy cuenta de que fue un camino de descubrimiento, desde lo que creía que me gustaba a lo que me gustaba realmente. En el colegio nunca me entendí como un hombre de letras, mis ramos favoritos o donde me iba mejor era Matemáticas y Artes. Ésas eran mis fortalezas.

Cuando entré a estudiar Bachillerato, quería ver si me decantaba por estudiar Diseño. Ahí descubrí que me iba bien en Cálculo, que me gustaba y terminé estudiando Ingeniería Civil. En la carrera me fue bien, pero al momento de egresar no me proyectaba en los trabajos de ingenieros. Desde ahí me metí a los cómics, empecé a «darme permiso» para seguir esta vocación de cómics. Ahí me di cuenta que me gusta mucho escribirlos, pero no tanto dibujarlos.

Me pasa que necesito escribir mis historias. Otro podría dibujarlas por mí, pero yo siempre necesito ser el que la escriba. Después me di permiso de poner prosa en Lado B y me encantó. La prosa puede detallar lo introspectivo, no tienes la obligatoriedad de lo visual. A veces va a pasar que lo escrito en prosa visualmente es poco atractivo y está bien que sea así. Con Lado B me he dado cuenta que hay que preguntarle a la misma historia, si es que es cómic o prosa en tal parte, qué conviene más para que la narración sea rápida.

¿Y cómo fue tomar la decisión de dedicarte a hacer cómics?

A mí me costó mucho tomar la decisión. Me casé al egresar de la universidad, trabajé como ingeniero de hecho. Al irnos de Santiago a Machalí, mi esposa Claudia no me veía muy contento trabajando como ingeniero, que yo siempre había querido hacer esto de los cómics pero no me atrevía, que se perdía mi veta creativa en el trabajo donde estaba. Yo no me podía dar el permiso a mí mismo, pero ella me dijo que lo intentara, me dio la oportunidad.

En paralelo, mientras trabajé como ingeniero terminé el primer libro de Lado B que, de hecho, es el tercero de la saga que se publica (sí, los otros dos que se publicaron nacieron después). Mandé ese libro a una editorial y no me dieron bola. Empecé a buscar trabajo como colorista de cómics. Antes de irnos a Machalí, me salió mi primer trabajo en eso. Trabajé en eso y cuando ya tenía 6 meses sin hacer mis propios cómics, nace Siento y Miento.

Yo trabajaba mucho de noche y me propuse hacer Siento y Miento como un escape. Tenía 1 hora y media para hacer toda la tira completa, es decir, no tenía mucha dedicación en cuanto al arte o los detalles, el foco es más de la historia. Generalmente una página de cómic se hace en 1 día completo. Gonzalo Martínez fue el primero que me dijo que era bueno, que yo hacía en Siento y Miento cosas que él no podía. Durante el primer año tuvo un crecimiento exponencial, hubo mucha gente buena onda en Twitter y entró en el boom de los webcómics.

3. ¿Cómo fue la primera vez que quisiste publicar una de tus historias? ¿Te costó mucho el proceso desde que nace la idea de hacer un libro hasta la distribución del mismo?

Libro Lado B: A través de la puerta (3° libro). Foto: Editorial Arcano IV

Fue en 2008, tenía 20 páginas dibujadas del actual tercer libro de Lado B. La idea inicial era mandarlo a editoriales gringas, el personaje de Eduardo era Stuart, por eso Santiago parece menos Santiago. Las editoriales se demoraban mucho en responder, pero respondían, eran como unos 2 meses de espera. Recibí muchas negativas. Yo tenía una lista e iba tachando una por una, a todas a las que había enviado esto.

¡Terminé el libro completo cuando se me acabó la lista de editoriales! Todas me dijeron que no, era una lista enorme con editoriales gringas y una chilena. Mi primer libro publicado finalmente fue el Siento y Miento en 2010. En este caso, la idea inicial era tener el libro por tenerlo, para compartirlo con amigos y personas cercanas.

Mi papá me dijo que probara con una editorial. Siento y Miento prendió más que los otros proyectos. Yo había hecho unos guiones para la precuela de Mortis y había conocido de lejos a Miguel Ángel Ferrada, de editorial Arcano IV. Él iba a publicar Mortis. Le mandé un correo comentándole sobre mi webcómic, por si le interesaría, y me dijo que sí, que era muy distinto a Mortis y le gustaba la idea de ampliar el público de la editorial con Siento y Miento.

Ahí me propuse hacer el libro desde cero. Es decir, las tiras cómicas ya estaban hechas, pero había que hacer el diseño y todo lo demás. En la maquetación me ayudó mi hermana Verónica. Inicialmente la portada iba a ser blanco y negro, para hacer juego con el resto de las tiras. Sin embargo, después me dijeron que Quino tenía portadas de colores y las tiras cómicas seguían siendo blanco y negro, que era algo que se podía ver bien. Ahí le pusimos portada de color.

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Lanzamiento de Siento y Miento 1 en 2011

Siento y Miento fue un libro muy autoeditado. Se lo llevé a Miguel Ángel cuando estaba listo, lo revisó y le dio el «vamos». Entre toda la familia lo revisamos. El momento más terrible fue cuando los libros estaban listos pero yo estaba en Machalí, ¡no podía verlos!

Fue un gran aprendizaje hacer ese lanzamiento, fue el ejercicio de confiar en mí mismo sin realmente confiar mucho en mí mismo. Ahí me ayudó Miguel, yo tampoco pude ir al lanzamiento de Mortis. ¡Tampoco podía creer toda la gente que llegó! Era bacán ver gente que comentaba en el sitio web y ponerle nombre y apellido a todos esos nick, conocerlos en persona. También llegaron compañeros de curso, yo no lo podía creer. Quedé tan feliz que en 6 meses tuve el otro Siento y Miento (2011), todo eso por el ritmo de trabajo que ya llevaba.

Fue alucinante, tanto así que es como adictivo. Uno queda con más ganas de hacer cosas, la sensación de que por fin estaban resultando cosas después de varios años en que no pasó nada. Estuve intentando desde 2003 y 8 años después funcionó este libro, no había vuelta atrás.

Con eso empiezo a armar Lado B, con la convicción de que tengo mucho más que decir que lo que hay en Siento y Miento. El dramón de Lado B me representa más que el humor. Si bien en Siento y Miento hay harto juego narrativo, en Lado B fui abordando mi historia desde diferentes flancos, que no es solo cómic, eso motiva a hacer que todas las fichas calcen. El libro sale de un proceso creativo que no conocía, que se traspasa también al Siento y Miento 3. La ambición de subir el nivel, de subir la vara. Con el éxito de Siento y Miento logro sacar el primer Lado B y después el Siento y Miento 3.

4. Tienes un repertorio bien distinto con Lado B y Siento y Miento, ¿cómo te enfocas para escribir uno y otro?

Siento y Miento era una terapia día a día, convertir achaques en algo gracioso, mirar mi rutina que se me hacía difícil en ese momento, pero mirarla con optimismo. Lado B son mis rollos más profundos, a la hora de relacionarme con el mundo por ejemplo. Habla del individualismo y cómo podemos volvernos ciegos a las necesidades del entorno, además de romper la burbuja, esa cápsula en que a veces vivimos y encontrar un mundo lleno de posibilidades.

Muchas veces lo que te hace abrir los ojos son las tragedias, las cosas pendientes. Trata de descubrir otro mundo que te hace dejar de mirarte el ombligo. Yo cerré la trilogía de Lado B porque requiere mucho tiempo para hacerla, falta mucho para que salga otro Lado B pero… ¡tengo mucho que contar todavía!

Yo siempre he sentido que Lado B es más yo o me identifica más que Siento y Miento, pero a su vez, Siento y Miento es el que me ha permitido hacer más cosas y que ocurra todo.

5. Personalmente conozco mejor Siento y Miento. Me parece genial cómo vas captando detalles sutiles de la rutina diaria y metes elementos narrativos. ¿cómo vas captando esos detalles?

Yo creo que en gran medida, cuando me planteo hacer una tira, hay una idea muy específica de lo que quiero decir. Para el formato que tiene, las viñetas me obligan a hacer una historia y no solo una idea. En ese proceso voy pensando en esas sutilezas. Desde cosas del refrigerador hasta pausas en una conversación.

Una de las cosas que me interesa es la expresividad, me gusta la gradualidad. Hay un millón de formas de sentir vergüenza, de sonreír, de enojarse, y en los dibujos uno puede expresar esos grados con gestos de cejas, de la boca, etc. Eso lo puedo lograr porque yo mismo soy el dibujante, ahí aprovecho de contar cómo me siento en ese momento.

Respecto a los detalles o sutilezas, algunas nacen de conflictos reales que después con la tira se vuelven cómicos al verlos en perspectivas. Claro que en ese momento no eran graciosos. Yo tengo una libreta de ideas y anoto cosas en una aplicación del celular, antes anotaba todo eso en un pizarrón.

5.1 Me permito hacer una selección con algunas tiras donde están esos detallitos. Sirven como ejemplo (Obviamente los créditos para Alfredo!)

  • #134 Uno no es ninguno y #135 Revelaciones (Julio 2011)
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#134 – Uno no es ninguno
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#135 – Revelaciones
  • #123 Porciones y proporciones y #143 Metáfora
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#123 – Porciones y proporciones
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#143 – Metáfora
  • #122 Naturaleza muerta y #63 Nadie lo sabrá
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#122 – Naturaleza muerta
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#63 – Nadie lo sabrá

Y una de mis favoritas… pues combina sutilezas y juegos narrativos (cómo se lee la viñeta)

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#115 – Más que mil palabras

6. ¿Puedes contarnos sobre Sótano y cómo se concibió esa antología de cuentos ilustrados?

Luego de Lado B nacen las ganas de escribir una novela, novela que no he terminado todavía. Empecé en 2012, en un momento se me fue cuesta arriba porque no había escrito mucho en prosa. Claudia me dijo que mejor empezara por hacer cuentos cortos y así lo hice. En 2013 armé un blog para publicarlos, era 1 cuento a la semana mínimo, de lo que saliera y ahí me enamoré de la prosa. El sitio es es.cuentoscorto.net

Me sorprendí mucho de lo que fue saliendo, cada cuento era un mundo nuevo. También pensé que nadie lo leería y hubo un grupo de personas interesada en lo que escribía. Cuando nace Editorial Piedrangular, ahí está Sebastián Garrido. Le pido que nos juntemos para conocer su proyecto editorial y ver planes futuros. En esa reunión él me comenta que está interesado en publicar los cuentos para hacer una antología.

No me gustan las antologías, creo que disparan para todos lados. Pero él me dijo que mis cuentos estaban relacionados entre ellos, cosa que yo no veía. A través de él me doy cuenta de la narrativa que traen. Llegar al título fue un proceso terrible. Al principio era algo como «No abras la puerta» pero justo TVN sacó una teleserie con un título así. Al final salió la idea de Sótano, de que son ideas que uno se guarda en el sótano de la cabeza. En la portada, los árboles son los hemisferios del cerebro y la casa es ese sótano.

Sebastián me enseñó la narrativa intercuentos para que fuera un viaje, elegir el orden de presentación de los cuentos. Él me enseñó cuánto puede crecer una obra a través de cómo se concibe un libro. Fue sorprendente y una gran escuela para Anfibia Ediciones. ¡Nos demoramos 2 años!

Fue un trabajo en conjunto de los 3 (Verónica, Sebastián y yo). Nos reuníamos y pensábamos cómo se podía dibujar, qué se podía dibujar y qué no, el diseño de las páginas, cómo hacer que la ilustración potencie el cuento y no al revés. Nos permitimos modificar los cuentos cuando la ilustración podía darle más fluidez.

7. ¿Qué desafíos ves en la distribución de libros y cómo se puede llegar a los lectores?

La gran pregunta es cómo llegar a los lectores, más que la distribución. La distribución preocupa cuando es un libro físico. Mi experiencia con 8 libros míos y varios más donde he participado es que no hay atajos. Uno puede facilitar o dificultar las cosas, pero no hay atajos.

Hay libros que por lo que son, van a ser masivos y otros que no. Pretender que esos libros que no serán masivos se vuelvan masivos es una frustración innecesaria. Cuando uno piensa en llegar a los lectores, implícitamente está la pregunta de: «¿qué hace este libro?«, qué ecosistema construyo para que el libro sea lo más libre en lo posible. Yo siento que son como animales.

Siento y Miento ha sido muy libre, Lado B ha vendido menos pero es por lo que es. Pedirle más a Lado B es no entender lo que es. Lo mismo con Sótano. Al principio, cuando uno se siente responsable de todo, hay que estar disponible para el libro y hacer muchas cosas, probar cosas. Ahora yo siento que uno no es responsable de todo y que hay que dejarse sorprender por el libro, uno nunca sabe adonde llegará, los libros tienen vida propia. Siento y Miento llegó a estar en El Definido y eso le dio más tiraje, nunca me había imaginado eso.

8. Ahora estás dirigiendo Anfibia Ediciones, ¿cómo es el proceso de armar o crear una editorial y qué ventajas o desventajas te ha traído como autor?

La gran desventaja es que crear una editorial conlleva una inercia de cosas que hay que hacer (pagar el IVA mensual, trámites, etc) y que quita mucho tiempo como autor. Hacer una editorial es recibir mails de gente que quieren trabajar, publicar, etc. Hay una demanda del mundo exterior a la editorial que es muy absorbente.

Mi desafío de este año es solo quedarme con lo que quiero de la editorial y mantener esas razones que me hicieron pensar en tenerla, en hacer cosas diferentes. En los 3 años de Anfibia, he ocupado mucho tiempo en lo que otros quieren hacer o publicar, se me ha hecho difícil poder hacer lo que quiero hacer. Es mucho trabajo, teniendo hijos y una vida familiar. Leo muy poco fuera del trabajo, los libros que publico los leo unas 8 veces mínimo antes de lanzarlos.

Lo rico es que haces lo que quieres al momento de escribir, es difícil darse ese permiso y para eso la hice. La máquina también te va comiendo, uno tiene que buscar lo importante de la vida. También me gustan más cosas que los libros, en Anfibia hacemos podcast, cómo es ser artista, talleres, acompañamientos a otros artistas, dar espacios de sinceridad. El bienestar de los artistas conlleva a más y mejores creaciones. Anfibia abrió esa puerta el año pasado y es muy importante. Las historias son más importantes que los libros.

9. ¿Algo más que quieras decir a lo mejor a otros escritores primerizos o no tan primerizos?

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Alfredo Rodríguez en Quilpué

Hay una idea de glamour detrás del hacer libros, idea que me parece importante que caiga. Hay una idea de que uno recibirá cosas materiales o reconocimientos por hacer un libro, si bien eso puede pasar, pensarlo así te puede llevar a muchas frustraciones.

Mientras uno esté más conectado con el placer de hacer por hacer, de que haces lo que te gusta, te será más fácil tu vida como creador y también encontrarás mejores salidas a tus dificultades. Pedirle a un libro que sea la solución a todos tus problemas es pedirle demasiado. En cambio, conectado con lo importante que es para ti hacer un libro, te hace ver hasta qué punto estás dispuesto a hacer cosas para lograrlo.

COMENTARIOS FINALES

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Ariel y Alfredo en Quilpué

Fue una entrevista muy entretenida. Sé que Alfredo lo pasó bien, yo también jajaja. Y creo que hay hartas cosas que a mí me sirven, pero a lo mejor también le servirán a lectores de cómics, a escritores primerizos y a personas que en general quieren atreverse a cumplir sus sueños. Yo creo que ése es uno de los motivos para hacer el blog, para hacer estas entrevistas e ir aprendiendo más cosas, ser consecuente con lo que nos gusta. Llegar a Santiago casi a medianoche valió la pena jajajaja.

Agradecer a Alfredo por su disposición y su tiempo. Espero que nos podamos ver pronto. ¡Muchos saludos y bendiciones para ustedes!


Conversación con Alonso Garay, escritor del libro de los tachuelas (entre otras obras)

sta entrevista es particularmente LARGA, lo advierto para que el lector lo considere como una buena lectura de verano. Sé que aprenderán mucho de esta conversación con Alonso Garay, tanto en lo que refiere a su faceta de profesor y escritor, como también a otras cosas de la vida.

La conversación fue realizada el día 09 enero 2018, en el sector de Parque Bustamante. Yo lo pasé muy bien y le estoy agradecido por todo el tiempo que se dio para responder este extenso cuestionario.

1. Presentación

Mi nombre es Alonso Garay Silva, soy Profesor de Castellano, Licenciado en Educación, cuento con un Diplomado en Cultura de la Información, Sociedad y Comunicación Digital, uno en Literatura Infantil y Juvenil, el próximo año, en abril, defiendo mi tesis del Magister en Educación con mención en Liderazgo, ya entregué mi proyecto final con muy buena calificación.

Soy escritor de la novela «No quiero que te apartes de mí» y escritor de este nuevo libro que estamos promocionando: “Recordar es vivir: Conversaciones con el Tachuela Grande

2. ¿Qué te motivó a estudiar Pedagogía y cómo es el ejercicio de ella?

Yo quería estudiar Pedagogía quizás desde siempre, lo que pasa es que en la Enseñanza Media empecé a mutar un poco entre lo que quería ser. Quería ser profesor de Historia, de Música, yo ahí la verdad quería ser profesor de Música. Pero, cuando quise entrar a estudiar, mi mamá me dijo que no iba a pagar Música, si bien la universidad la pagábamos a medias, yo tampoco tuve mucha convicción para decidirme a estudiar Música.

Ahí escogí lo que más me gustaba dentro de lo que menos me gustaba, lo que sentía que podía darme una chance porque no tenía mucha afinidad a pesar de que ya escribía. Pero yo no lo tenía en mente, como «soy escritor«…

Uno lo ve como muy teórico

Claro, sí. Entré a estudiar y ahí se me abrió el mundo, me di cuenta de muchas cosas: que me gustaba, que me era fácil, que en la universidad fui ayudante por eso mismo. Yo creo que fue un bonito accidente, podría no haberme resultado y estaría odiando la carrera al primer año, pero entré a estudiar porque sentía que me era fácil explicarle a otro, tengo la vocación de ser profesor también, estaba mi corazón frente a eso y he tenido mucha suerte también para conseguir lo que siempre he querido, trabajar en el mejor colegio de Chile.

Trabajar en el Instituto Nacional era un objetivo que yo tenía desde varios años en la universidad. Yo sabía que la universidad mandaba practicantes. Al saber eso, yo me esforcé para poder postular. Por cosas de la vida me mandaron para el colegio pero yo también nunca pensé que me iba a quedar, y me quedé. Soy el único practicante de mi universidad que se ha quedado trabajando en el colegio. Eso es motivo de orgullo, pero también que uno se siente contento con las apuestas que hace.

Uno hace una apuesta, yo estaba dándolo el todo por el todo, pero si no resultaba -y había amplias posibilidades de que eso sucediera… la vida es así, más que nada así comenzó todo, sigo trabajando como Profesor.

¿El ejercicio es muy distinto de cómo uno lo piensa estudiando en el aula?

No sé si es distinto a lo que uno se imagina porque uno fue al colegio. Uno sabe cómo los profesores se relacionan, y uno también entiende cuando es profesor. Entiende cómo relacionarse frente a los alumnos ante ciertas situaciones. Uno trata de no replicar las malas experiencias que tuvo, pero también es divertido.

Por ejemplo: yo me encuentro con el profesor de Educación Física, Patricio Ancán, y él fue mi profe en el otro colegio donde yo estudié. Entonces ahora somos colegas, es divertido. También me he encontrado con la profesora María Gabriela del Liceo 1, estábamos en una marcha, y ella me hizo Lenguaje en la Media.

Conocer el lugar oculto de los profesores también, la sala de profesores, lo que pasa y lo que no pasa.

Sí, eso también. Yo recuerdo cuando estuve en el Departamento de Lenguaje, poder tomar café con los profes…

Profes que te hicieron clases, es distinto…

Profes que los ves tan distintos de cómo son en la sala…

Claro, tú los ves en otro contexto totalmente diferente. Eso también hace que uno se sienta distinto.

¿Y has visto alguna fórmula o un método de trabajo que te funcione para trabajar con los niños?

Sí, yo igual creo que soy un profesor villano. No me creo un profesor benevolente, al contrario. Mi idea es siempre hacer partícipe al alumno de la clase, a qué me refiero con esto: los profesores generalmente hacemos -yo también lo hago sin darme cuenta- monólogos de un tema. Yo me he dado cuenta -y esto lo aprendí en el ejercicio- que mientras más los hagas participar, interactuar y decir cabezas de pescado, más se involucran y más te colocan atención.

Reconozco que soy un agradecido de tener una particularidad, todo lo que hablo lo cuento como si fuera una historia. Como que siempre les estuviera mintiendo o diciendo algo que puede ser verdad y no, como cuentacuentos 24 horas del día, sobre todo en clases. Eso también engancha a los alumnos y yo juego mucho con el tema de la inferencia, de las habilidades literarias, eso mantiene.

Lo principal en todo caso es ser honesto con los estudiantes, ser directo y concreto. Los estudiantes también son personas, cometen errores y uno también los comete. Cuando uno se equivoca, tiene que pedir las disculpas del caso. Yo no soy como los profesores de antaño que te decían «esto es así porque lo digo yo«, no es mi caso. Yo creo que uno debe tener disposición a innovar, a conocer experiencias nuevas e instancias: los cuentacuentos, los wikirin, los kamishibai (teatro de papel japonés), atreverse a hacer cosas.

Yo podría morir en el colegio solo haciendo guías, ni siquiera explicando lo que tienen que hacer en la guía, entregándola, revisándola y chao. Pero uno también se aburre. Imagínate, si ellos están aburridos, imagínate cómo estoy yo. A veces yo me he encontrado en la sala pensando «y qué estoy diciendo» cuando a mí me gustaría otra cosa, imaginar una sala de aprendizaje como en Google donde todos están vueltos locos, desordenados y el profesor funciona como un guía del conocimiento.

Yo disfruto cuando vamos a «la Jungla» (un patio chico del colegio), el poquito espacio verde que tenemos, ahí nos expandimos y la gente trabaja en grupos. Generalmente hago eso para las obras teatrales, ahí necesitamos espacio, sobre todo en este tiempo como el verano. Estar sentado en los pupitres empotrados nunca ha sido agradable, y menos en el verano.

3. ¿Qué consejo le darías a los nuevos postulantes de Pedagogía?

Que no estudien, somos muchos y no te subas a este bus (risas). No, mira, yo voy a ser honesto. No sé si sea el más indicado para decirlo. A pesar de que he trabajado en muchos colegios desde muy temprano, por ejemplo mientras estudiaba trabajé en un colegio de la COREDUC, trabajé en un colegio particular haciendo talleres de PSU y SIMCE, de alguna manera conozco las realidades, pero…

Yo me siento un afortunado porque estoy en un buen lugar, no tengo un mal sueldo, pero es una realidad bien particular y aislada en relación a la realidad del país. El que quiere estudiar Pedagogía tiene que tener muy claro que no va a ser rico, soy muy enfático en eso. A pesar de que la carrera docente ha presentado mejoras considerables para el sueldo de los profesores, no quiere decir que el profesor pueda darse la gran vida. Los abogados estudian los mismos años que nosotros y ganan el triple, o incluso más que el triple de lo que nosotros algún día vamos a ganar.

El que quiere estudiar Pedagogía tiene que hacerlo por vocación, no solo por la especialidad. Si es por la especialidad, es mejor que estudie otra cosa. Si le gustan las matemáticas, es mejor que estudie una Ingeniería o si es humanista que estudie una Licenciatura, pero que no elija Pedagogía por la especialidad. Lo digo porque la Pedagogía tiene otras cosas que no son solamente la especialidad, tiene trato directo con los alumnos y con una comunidad escolar. Hay que pensarlo bien.

Todas las personas son distintas, tienes que tener un trato distinto, entonces hay que tener mucha paciencia, mucha perseverancia. No es una carrera fácil, ninguna lo es, pero la de nosotros amerita mucho más dedicación. No trabajamos con números, no trabajamos con cifras, no trabajamos con objetos, no trabajamos midiendo un terreno. Todo eso es importante, pero nosotros trabajamos con personas que cada día tienen un ánimo distinto, tienen una problemática distinta, que tal vez no almorzaron, que tal vez no tomaron desayuno, o quizás tienen problemas en su casa, entonces todo eso hay que saber sobrellevarlo en el día a día.

Es imposible, por muy villano que yo sea en clases, que a fin de año no sienta cariño por los estudiantes. Mi condición de humano me obliga, uno genera lazos. De que es gratificante, que se va a divertir, que lo va a pasar bien, que va a tener aventuras, de que tal vez cada día será un capítulo nuevo en su vida, lo va a ser. Ahora, que todos los días tenga una cifra en su cuenta, no lo va a ser.

Nosotros ahora estamos algo jodidos porque hay que hacer libros, o estudiar Magister, para poder «aumentar» nuestra tarifa o precio, pues no somos actores de cine. A mí me han ofrecido varias opciones de trabajo y no se acercan a lo que yo estimo, aunque me ofrezcan más de lo que estoy ganando. Pero no las tomo porque hay otras condiciones de por medio.

(*) Aunque no siempre estas cifras son representativas. Según MiFuturo.cl, los Profesores de Lenguaje y Comunicación reciben alrededor de $600 – $800 mil al 4° año de egreso, con una empleabilidad que ronda entre el 70% y 90% dependiendo de la universidad. A su vez, Pedagogía (Profesor) es la carrera con menor prestigio social entre los estudiantes.

4. ¿Cómo es ser cuentacuentos? ¿Cómo te acercaste a esa actividad y qué experiencias memorables has tenido en ella?

Debo reconocer que ser cuentacuentos es algo que tengo un poco botado, hago muchas cosas y este año quiero retomarlo. Como se me hacía fácil escribir, desde niño, se me hacía fácil también ser payaso, pero no en el sentido de circo sino que en ser bromista, soy muy burlesco y lo reconozco, se me ocurren bromas muy rápido, es algo que he pensado «cómo me pasa» y no sé, me fluyen. Sin ni siquiera pensarla, tengo la broma lista, llegan a mí, soy como un imán de bromas.

En cierta manera eso es improvisación, y sentía que me era fácil hacerlo y me servía para mi ejercicio. Todo partió cuando -no me acuerdo en qué ramo- teníamos que hacer una innovación. A nadie se le ocurría nada, yo me dije «soy bueno para esto» y empecé a hacer una clase de las habilidades lectoras a través de historias, a partir de ahí me di cuenta que era bueno para eso, o creía que era bueno.

Después fui viendo videos de otros cuentacuentos, de cómo lo hacían. Estar en el Circo de Los Tachuelas me ayudó mucho a aprender lo que tienen los payasos, de la improvisación y la dinámica cotidiana, dinámicas que ellos hacen con el público también las pude aprender, entonces… es algo que a mí me ayuda a desenvolverme, a tener otra área, en algún momento incluso trabajé como cuentacuentos.

Para mí es fácil, me es entretenido, me gusta. Para mí hablar es lo más sencillo de la vida. Contar historias, emocionar, es bonito. Tal vez una experiencia memorable o no sé si memorable pero que me ha traído satisfacción es el «invéntate un cuento«. No sé si haya más gente que lo haga, debe haber. Así como en las micros se suben músicos o raperos pidiendo palabras, y ellos hacen una canción con eso. Yo decía «bueno, nosotros podemos hacer un cuento con palabras«.

Un día tenía clases en un curso, 7°I 2015, ahí yo hice el «invéntate un cuento». Todos los chiquillos me dieron palabras, pero había uno que me dijo «profe, si yo hago el invéntate un cuento, ¿me sube la nota?» porque antes había tenido una mala nota en una prueba. Yo lo quedé mirando y le pregunté cómo lo iba a hacer. «Haciéndolo, como usted«. Ya, le dije que sí, le pasé el plumón pensando en que no lo iba a hacer o era broma.

Él pidió como 30 palabras, era séptimo básico, tenía como 12 ó 13 años, Tomás Lizama te mando un saludo si me estás viendo o leyendo. Hizo una historia espectacular y después la presentamos en la Biblioteca del colegio, invitamos público y eso también está en internet. Yo le dije a él algunos patrones, pero en realidad no teníamos nada pauteado. Fuimos preguntando al público: papás, mamás, estudiantes, etc. El chico hizo una tremenda historia y eso es el regocijo de la pedagogía, ver que lo logran.

Lo demás han sido aplausos, me presenté en La Casa en el Aire. Eso es bonito, pero es para mí. El cuentacuentos no lo hago para mí, lo hago para la gente.

5. ¿Cuál ha sido tu camino en el ámbito de la escritura y cómo fue el proceso de publicar por primera vez para ti?

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Necesidad Melódica, el primer libro real de Alonso Garay

Es larga la respuesta. Para contar la historia, el año 2010 yo estaba pololeando, yo sé que me odias Jenny pero te mando un saludo, te recuerdo con cariño (risas). Bueno, estaba pololeando con ella y cuando más pequeño, a los 15 años, yo conocí una niña que en esa edad de tonto, de quinceañero, uno se enamora como el triple de lo que realmente es. Con esa niña, yo sentía que era como el mundo para mí, como que era la mujer de mi vida… a los 15 años claro. Yo le hablaba y por algunos motivos nos alejamos, nos separamos.

El año 2010 estaba pololeando y cuando entré a estudiar en ese año, me encuentro con ella de nuevo en la universidad. Yo me acuerdo que la vi pasar y quedé como congelado, ahí me empecé a cuestionar. Estaba esa mujer que de niño y ya siendo más grande -yo tenía 20 años ahí- todavía me hacía sentir cosas, me pasaban cosas. ¿Le digo o no le digo?

Me conozco. Yo sabía que si yo le decía algo a esa niña, se acababa mi pololeo aunque ella no aceptara estar conmigo, aunque no me dijera nada. Yo lo sabía, entonces, como caballero que soy (risas), no es que lo estuviera pasando mal tampoco, sabía que si daba un paso era incorrecto y daba un paso para poner todo el cuerpo encima de ese paso. No lo iba a dar para devolverme. Yo me omití todo ese año, la veía y nada, pero por cosas del destino (y no por este asunto), terminamos el pololeo a finales de año y en el 2011 yo estaba libre.

Libre en el sentido de que no había nada que me atara para poder hablarle. Hice eso, le fui a hablar, y yo me enamoré, me embobé mucho, mucho, pero ya más grande que era peor. Cuando chico uno lo puede entender, pero cuando uno es grande, uno dice «viejo, ya, pero cálmate«.

Estaba en esa situación y me sentía muy ahogado, sentía que lo que me estaba pasando no se lo podía contar a nadie. ¿Cómo le digo a mi amigo que estoy tan enamorado? Me iban a tratar de cabro chico, de loco, entonces un día, más por desesperación, hice lo que las personas dicen que hacen: escribir.

Yo ya escribía de antes, pero escribía canciones, nunca le había tomado importancia, aparte que ser escritor no es una facultad de algunos, todos somos escritores, todos, todos hemos escrito algo alguna vez. La diferencia está en que nosotros nos dedicamos más a eso. Empecé a escribir una historia con lo que me pasaba, empecé a darle harto rodaje porque tenía tanto que decir, me salieron muchas páginas.

Nunca pasó nada con la niña, no me quiso, pero si no me quisiste así, que no me busque ahora (risas). Un beso para ti, Alicia (risas). Al tiempo tomé ese archivo y dije: «si esto lo hago novela«, pero por tontear. Ahí partió el primer libro que se llama «Necesidad melódica«, después que lo terminé, yo lo leo y está en internet. Se puede comprar pero me da un poco de vergüenza, lo quiero eliminar, no sé por qué todavía no lo saco, porque es mi primer libro y ahí partió.

Hay gente que le gusta, me hablan de él. Personas me han escrito, me siguieron desde el inicio, como que me dicen que lo saque o lo arregle, que les gustó. Pero yo como que di vuelta la página en relación a eso.

Ahí, ¿cómo fue que lo editaste?

Hay una página que se llama autoreseditores.com, ahí te enseñan todo de manera bien artesanal, tampoco digamos que es la gran producción. Ellos lo hacen en Colombia, tú compras los libros y los traes. Ponte tú, me salía $7 lucas y me salía más caro el envío que el libro mismo. Ahí mandé a hacer algunos y los tuve en mis manos, hay gente que lo compró por internet y le llegó a la casa.

Ahí me di cuenta que la cosa no era fortuita, que me gustaba. Después hice otro libro, lo tengo listo, de hecho pienso lanzarlo de manera digital de forma gratuita, quiero meterme a Wattpad y aprender sobre esa plataforma. No sé si da para otro libro pero lo tengo listo.

El tercero es «No quiero que te apartes de mí«, ése fue el que publiqué y lancé. Yo creo que las cosas en la vida pasan por algo, o sea, yo entré a estudiar algo de lo que no estaba seguro, que no me convencía para nada, y mi vida cambió rotundamente con eso. Yo conocí a esta chica, Alicia, y cuando la conocí también cambió mi vida. Con eso me di cuenta de algo que me ha traído mucha satisfacción y que dio un vuelco en mi vida totalmente, a hacer cosas que nunca imaginé y estar en lugares o situaciones en las que pienso, ¿qué hubiese pasado si no me hubiese cruzado con ella de nuevo? A lo mejor, hubiese pasado otra cosa. Tal vez nunca hubiera despertado, por eso me gustaría encontrarme con ella, invitarla a un café y darle las gracias.

Sin ella, yo sigo pensando que a lo mejor hubiera pasado otra cosa. Pero no pasó otra cosa, pasó esto, empecé a escribir y me siento contento con lo que he conseguido. Siento que soy un agradecido de la vida y gracias a Dios que con mucho esfuerzo y siendo humilde, he conseguido lo que he querido, siempre. Pero también ha sido porque he tenido la suerte de mi lado, o ha estado Dios de mi lado, porque también yo siempre he pensado que vivo una vida que nunca pensé que viviría.

Por ejemplo, yo soy el primer profesional de mi familia. Yo era flojo para ir al colegio, no me gustaba. Cuando yo dije que quería estudiar, en mi familia me miraron como «¿y tú vas a estudiar?«, y yo lo encuentro lógico, a mí no me iba bien. Pero cuando entré a la universidad, se me abrió el mundo y me cambió la percepción, me puse «inteligente«. Es parte de la vida, quizás qué viene en el camino.

6. Alonso, en tu opinión, ¿te parece complicado publicar y vender libros? Pensando en alguien que está pensando en publicar su primer libro.

No te puedo decir que es fácil, porque no lo es, para nada. Hay que luchar. Este libro, el «Recordar es vivir: Conversaciones con el Tachuela Grande«, siendo el libro que es y con lo bueno que es, que ha tenido éxito, me cuesta un mundo pelear con las grandes editoriales. Imagínate en la FILSA (Feria Internacional del Libro de Santiago), yo decía «¿y cómo impresiono?«. Yo soy un agradecido de Gastón Maluenda, que idea que tenía… yo soy loco, pero él también es más loco que yo. Entonces yo le decía «pongamos un árbol» y él decía, «mejor una palmera«. Contaba con ese apoyo.

Cuando yo voy por primera vez, porque me citan de la FILSA antes para hacer un reconocimiento de dónde iba a ser el lugar. Yo voy y veo que los stand de Grupo Planeta, de Aguilar que tiene Alfaguara y otras editoriales más, eran unos monstruos. El stand de mi distribuidora -que con mucho cariño agradezco el trabajo que han hecho- estaba en el lado de atrás y eran 2 stands, humildes y bonitos, pero muy pequeños al lado de los grandes titanes. Estando ahí, yo decía «¿y cómo lucho con estos tipos?«.

Gracias a Dios, después llevamos un convite que salió desde el Mercado Central. ¡Más de 100 artistas de circo! Dimos una vuelta con banda, dejamos la historia en la FILSA, hay videos de eso. Si tú vas a pensar en hacer un libro para hacerte rico o best-seller, puede ocurrir pero la verdad es que la estadística dice que es 1 en 1.000.000, si es que no es más.

Los que logran escribir no ganan mucha plata, el mismo Pablo Simonetti. Siendo quién es, con renombre y que todo el mundo lo conoce, tiene varios libros a los que les ha ido bastante bien, él mismo dice que «yo no gano con los libros, gano con las charlas y las conferencias porque con los libros gana el 10%«. Piensa que el libro vale $10.000 y él recibe el 10%, pero él no recibe el 10% de eso, recibe el 10% de la ganancia. Si la ganancia son $5.000, él gana $500 por libro. La diferencia está en que él vende mucho, pero aunque vendas mucho es poca plata.

Para ser escritor hay que tener ganas de escribir, ganas de plantear una idea, pero nunca teniendo el foco de ganar dinero. Publicar es un gran anhelo y ahora hay muchas formas, antiguamente no existían las maneras que hay ahora. Hoy el problema no es la publicación, es la publicidad de tu libro. Ese es un problema con que los escritores emergentes, escritores autopublicados y editoriales pequeñas tienen que luchar día a día para sobresalir un poco y poder mostrar lo que tienen.

La persona que lo quiera hacer, que lo haga. Hay que ser loco para ser escritor, sin duda, por todo lo que conlleva, por todo el trabajo que implica. A mí me han pagado por este libro (refiriéndose al libro Recordar es vivir), pero nunca me han pagado lo que yo hice como escritor. Me han pagado todo lo demás, han pagado diseñadores, fotógrafos, diagramadores, distribuidores, libreros, todos han ganado. Pero el trabajo del escritor nunca se paga, yo no tengo precio como escritor, no te puedo decir «mira, yo quiero ganar $10 millones por este libro«. Al fin y al cabo, yo estoy a lo que sobra.

Lo que cae es lo que me corresponde a mí.

Y es paradójico porque es uno quien lo hace y echa a andar la rueda

¡Sí! Justamente es paradójico. Es parte de la regulación en Chile, del tema del IVA. Si el IVA no existiera -aunque debo decir que es el 19%, para un libro que sale $10.000 es $1.900- igual los libros son caros, ese libro de ejemplo que te digo costaría $8.100, no deja de ser caro. Si bien sería un aporte que eliminaran el IVA para los libros, no es la solución de fondo.

Es un tema de hábitos, de compra, de ventas, de la regulación del librero, del escritor, etc. Si yo quiero regalarte este libro, te lo regalo porque tengo buena intención y buena onda, y porque te lo quiero regalar por el motivo que sea, pero a mí me carga que me pidan libros. No es que sea de egoísta, pero la mayoría de las personas ve los libros como si fueran un chiche, como para ponerlo de adorno y ni siquiera lo leen. Cuando me piden libros de regalo, yo siento que el que lo pide no valora el libro.

7. Dentro de tu experiencia, ¿puedes contarnos cómo has publicado?

Yo creo que siempre ha sido un tema de conocimiento, de ir descubriendo etapas. Para bien o para mal, la mirada sobre los libros nunca la puse sobre los libros, la puse en mí, en potenciarme como producto o figura. Al fin y al cabo, este libro pasa pero yo voy a quedar. Y probablemente sacaré otro libro que no será igual que éste.

Primero partí haciendo una novela que tenía casi lista. Después dije, ¿cómo me hago conocido? He hice un blog. Todas las semanas publicaba cuentos y me servía a mí para soltar la mano. Porque también, todo se centraba en quién hacía la historia, no en el blog propiamente tal porque uno ve el blog de Ariel, pero no buscas las entradas escritas por Ariel (o por otros autores en un blog).

Después empecé a ver cómo lo publico. Empecé a ver en internet lo que era la autoedición, vi películas sobre la autoedición, vi cómo en Chile algunas editoriales pequeñas como Forja o Mago te cobraban por hacer un libro, que yo con el tiempo vi que era una plata millonaria en relación a la calidad de libro que hacen, me hago cargo de lo que digo porque también publiqué con una de ellas.

Con Mago Editores, publiqué un cuento (dentro de una antología con varios autores) por el que no tuve que pagar tanta plata pero encontré que el tratamiento que le daban era puro negocio, fíjate que el lanzamiento fue un 31 de diciembre, prefería que no lo lanzaran a hacerlo así, aunque fue en la Sociedad de Escritores. Yo sentí que fue una falta de respeto porque lo tiraron un día en que nadie fue, como para sacarse el cacho de encima. Cero promoción, ni siquiera el libro estuvo a la venta. Lo hicieron por cumplir, era un negocio para ellos.

A todos (los autores) nos pedían una cantidad de plata. Igual yo lo entiendo, no los juzgo, porque también está la ansia de verse en un libro, de sentir que es un escalón más y que puedes seguir avanzando. Ahí parte. Después yo me puse más profesional con La Trama Editores. Me sumé al proyecto que estaba formándose y darle forma a lo que yo quería también, tener libros profesionales con ISBN, con un registro, que pudiera distribuirse, que tuviera un valor, que pudiera vender, que tuviera lanzamiento.

Nosotros lanzamos «No quiero que te apartes de mí» el 19 de Julio, en la Sala América de la Biblioteca Nacional. Todo eso yo sentía que era un trampolín. Cuando estaba haciendo ese libro, ya estaba haciendo éste (refiriéndose a Recordar es Vivir). Yo no quería debutar con Recordar es vivir, quería debutar con el otro para que después no dijeran que el Recordar es Vivir fue hecho por un «debutante». En realidad, yo ya era un escritor con experiencia y que tenía libros.

Esto de publicar libros tiene muchos caminos, porque ahora hay plataformas digitales como Wattpad. A Lily del Pilar, a quien tengo la oportunidad de conocer, publicó su primer libro sin afán de nada en Wattpad, y le va super bien, ha tenido éxito de ventas. La gente podrá dudar de su calidad quizás, pero ahí está y es a lo que voy yo, hay que hacer las cosas. A la gente no le gusta Isabel Allende en Chile, pero es ella la que tiene una fila de gente en Miami esperando su libro. Hay que hacerlo, hay que estar ahí.

Como te decía, hay muchas alternativas, hay alternativas digitales, alternativas gráficas, con plata baila el mono dice el dicho popular. Si hay plata, no habrá problema para sacar un libro. Ahora, el sueño del escritor que toma su libro y lo va a dejar a la editorial, es difícil. Yo también fui a dejar el mío y quedó arrumbado junto con otros libros que esperaban a ser leídos y tener la posibilidad de ser el 1 en 1.000.000.

Al final es así, los que somos escritores lo somos por resiliencia

Claro, es por resiliencia. El que quiere hacer un libro tiene que tener claro que si gana plata, que bien, me alegro mucho, pero en Chile no es lo usual. En Chile no da para ser o vivir de ser escritor. En realidad, no creo que en ninguna parte del mundo, yo creo que la única chilena que vive de los libros es Isabel Allende, ningún otro. Ninguno, ni un Zambra, ni un Ortega, ni un Baradit, nadie puede decir que vive de los libros en Chile. Venden mucho pero no es suficiente.

8. ¿Cómo ha sido para ti todo el proceso del libro Recordar es Vivir: Conversaciones con el Tachuela Grande? Habías contado que para ti era un anhelo de niño conocer cómo era el circo por dentro, ¿cómo fue todo eso para ti? 

El libro se lanzó en Octubre 2017 y la FILSA fue en Noviembre 2017. Lo único que puedo decir es que ha sido un gran regalo de la vida en todo aspecto. Piensa que yo antes de escribir este libro, antes de considerarme amigo del Tachuela Grande y de su familia, yo era un admirador que iba todos los septiembres al circo a disfrutar del espectáculo. Para mí era mi ídolo. Cuando tú tienes a tu ídolo y le puedes preguntar todo lo que siempre quisiste preguntarle, todas las dudas, que te muestre fotos, conversar, ir para allá y para acá, eso ya es alucinante.

Conocer el circo más importante de este país fue más impresionante. Yo lo conocía como espectador, pero conocer la interna, cómo funciona, los problemas que tiene, son vivencias que probablemente si hago un libro de memorias algún día (o algún otro joven Alonso me hace un libro a mí), yo voy a contarlas porque han pasado cosas maravillosas. Yo siempre lo he dicho, soy un agradecido totalmente de lo que he vivido con la familia Maluenda y lo que ha provocado este libro.

Ha provocado cosas que jamás pensé vivir, he conocido gente que jamás pensé en conocer, he estado en lugares que jamás pensé que estaría. Todavía tengo fechas de promoción en ciudades donde tampoco pensé ir. A mí este libro me cambió la vida, en todos los aspectos. Me cambió la vida en aspectos sentimentales, emocionales, monetarios, mi vida dio un giro en 180°. Yo no sé si con eso describo lo que siento, no tengo una palabra para definirlo.

Y lo que me pasó en el tiempo de creación de este libro también. Fue entretenido pero fue muy difícil. Tuve que estar luchando con el financiamiento, en algún momento el libro casi no sale porque no tenía la plata, pero gracias a una familia amiga que me ayudó pude sacarlo adelante, un saludo para ellos, los Pereira, que se la jugaron y creyeron en mí. Eso es lo que más valoro y estoy tremendamente agradecido.

No soy solamente yo haciendo este libro. Muchas veces soy el director de la orquesta, fui el director de la orquesta, pero tenía a gente trabajando conmigo. Yo quería que el libro saliera tal cual: el tamaño de la letra, el tipo de letra, algunas páginas en papel couché. Aquí hay gente que tomó fotos, gente que limpió las fotos, gente que diagramó, gente que revisó. Hay 5 – 6 personas trabajando en este libro.

Trabajé con gente que se la jugó, que confió en el proyecto. Y el apoyo incondicional del Tachuela Grande porque ellos nos financiaron el libro, este libro lo hice yo por mi cuenta, no es un libro institucional, no es una memoria ni un libro que viene desde el circo de Los Tachuelas. Es un libro mío como aporte a la cultura chilena. Yo doy gracias al Tachuela Grande por creer en mí desde el primer momento, a la familia Maluenda, a mi familia por soportarme. No fue fácil, pero aquí estamos con la pega hecha.

El backstage igual es sacrificado. Tú ibas al circo en cada fin de semana, aparte que eras profesor

Sí, era fin de semana, iba al circo donde estuviese, volvía el domingo y el lunes tenía que estar como si nada en el colegio. A pesar de que lo pasaba bien, igual era acostarme tarde, viajar es desgastante y yo estudiaba mi Magister, yo lo pienso ahora y no sé cómo lo hice, no me siento capaz de volver a hacerlo.

Y en ese año fui más loco porque hacía este libro que ya me hacía viajar casi todos los fines de semana, transcribirlo durante la semana para llegar con nuevas preguntas, hacer el Magister, estudiaba los sábados el diplomado de Literatura Infantil. Todo ese año fue así, el 2016. En 2017 ya estaba sin el diplomado, pero tenía todo lo demás. Ahí me pregunto de dónde saqué energía y de dónde saqué plata para hacerlo. No sé, Dios siempre está conmigo y me siento afortunado por eso.

Es un verdadero sueño cumplido, por eso cuando me preguntan en entrevistas, ¿qué vas a hacer ahora? Ya hice lo que quería hacer, hay unos proyectos en mente pero son cosas que vendrían de regalo, porque yo ya cumplí mi sueño. No tengo algo que yo diga «tengo que hacer esto» para ser feliz.

9. ¿Cómo ha sido para ti la exposición mediática? Es muy distinto con respecto a los otros libros que has publicado

No es que me pasa que todos los días alguien me reconoce en la calle, eso no. Pero sí me ha pasado algunas veces, la gente con respeto se acerca y te dice «el otro día lo vi, usted es el que hizo el libro del Tachuela…«. Mediáticamente para mí ha sido normal, yo nací para ser estrella (risas). He salido en el diario, he dado entrevistas en distintos medios, para el día del lanzamiento los focos estaban puestos en mí, etc. Yo nunca sentí que fuera una molestia. Al contrario, lo sentía como una oportunidad, que bueno que esté pasando porque se realza mi nombre como escrito y ayuda.

Con esto, se vendieron más libros de «No quiero que te apartes de mí» y viceversa, a pesar de que este libro tenía menos público que el libro del Tachuela. Mediáticamente me he sentido cómodo, pero hay que tener cuero de chancho para muchas cosas. Ahora estamos haciendo unas gestiones políticas por el tema de los Tachuelas en Conchalí y he tenido que estar en el Concejo Municipal, me he enfrentado a situaciones que no sabes de dónde salen, pero ahí están.

Si uno quiere entrar en este juego, porque yo sabía lo que estaba haciendo, nunca dije «ah, voy a hacer un libro de un payaso«. Yo sabía lo mediático que iba a ser, no era inocente frente a eso y sabía también de quién estaba haciendo el libro, que el libro iba a traer prensa, iba a traer fotos, carteles, etc. Puedo decir que me preparé mentalmente para que ocurriera eso.

No te miento de que al principio cuesta, mi teléfono sonaba a cada rato. Viviana Salazar, también le mando un abrazo, ella estaba pendiente de mi teléfono y de mi agenda porque me estaba volviendo loco. Es mucho ajetreo y poco tiempo, piensa que yo traté de nunca descuidar mi trabajo y ahí ocupo mucho tiempo. Yo lo asumí como parte de y me sentía muy cansado pero contento porque era la apuesta que quería.

10. ¿Tienes alguna terna con libros favoritos o que recomendarías?

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María Luisa Bombal. Imagen: Wikimedia

Buena pregunta. Sí, si tengo. El primero en mencionar sería El Gran Gatsby de Francis Scott Fitzgerald, es un libro que me gusta mucho. María Luisa Bombal como autora, encuentro que es extraordinaria, es el castigo de Chile no haberle dado nunca el Premio Nacional de Literatura a una escritora como Bombal porque no tenemos otra como ella.

Por muchas razones, tal vez no hay muchas mujeres destacadas en el ámbito novelístico, hay que ser honesto frente a eso. Y Bombal es la que viene a romper ese esquema cuando hace La Amortajada. No puedo decir el libro tanto porque son libros bastante breves, La Amortajada, La última niebla, los cuentos de El árbol, María Griselda, pero Bombal para mí es extraordinaria, chilena y tiene toda una historia también.

Yo me imagino que ella murió en el Hospital Traumatológico sin nadie que le tomara la mano, que lástima no haber podido ser yo para reconocer un poco a esa artista, a la genio que fue, que era obsesiva sin dudas, el amor a ella le tocó mucho. Ahí tengo 2 autores que son muy distintos entre sí.

De No ficción, me gusta Alejandra Matus, ahora sacó un libro sobre las AFP que no he podido leer pero lo tengo comprado ya, bueno también está El libro negro de la justicia chilena. Otro libro que me leí con mucha calma y me impactó bastante fue Doña Lucía, que cuenta la historia de Augusto Pinochet y Lucía Hiriart.

Ahora, también me gustan mucho las novelas juveniles. Por ejemplo, Bajo la misma estrella que lo encuentro liviano y que tiene un trasfondo, que entretiene, que cumple un rol tal vez moralizante, pero está bien. Como hice el diplomado de Literatura Infantil y Juvenil, también es parte de mi área. Ahora leí un libro que se llama Y si quedamos como amigos de Elizabeth Eulberg, es bastante interesante. Son libros que son de la nueva literatura.

Yo siempre digo que en 200 años más estarán estudiando las 50 Sombras de Grey. Ahora a nosotros nos parece chistoso, pero en 200 ó 300 años más van a generar un tipo de literatura, un tipo que existe por cierto, porque no podemos ser ciegos. La literatura erótica existe, y autoras chilenas también hay. Y autoras españolas hay. Y hay un movimiento frente a eso que puede uno cuestionarlo o no, que te guste o no, pero que está.

Y quizás en 200 años más estaremos hablando de que existía y que las 50 Sombras de Grey provocó algo. Personalmente, a mí no me gusta pero no puedo desconocer que el libro ha vendido algo y si la gente lo compra es porque algo tiene que decir. Yo no soy tan categórico como mis colegas que son como «leamos lo clásico, La Iliada«, yo creo que hay mucho más que eso que, sin desmerecer a esas obras importantes.

Si los alumnos no leen, no leen lo que nosotros queremos que lean, pero no porque no quieran leer. De leer, ellos leen todo el día en Facebook, en su Whatsapp, en Twitter, y eso es lectura.

También tenemos alumnos que leen en otras plataformas, que leen en Wattpad, o leen fanfic, o leen otro tipo de escritos…

Exacto, y lo encuentro lógico. Me gusta mucho Truman Capote cuando hace su ensayo del camaleón, o cuando uno lee A sangre fría. «No quiero que te apartes de mí» tiene mucho de La Tregua de Mario Benedetti, y lo reconozco abiertamente. No es una copia, pero tiene guiños en el formato y también con El niño que enloqueció de amor de Eduardo Barrios, ése es un librazo. Martín Rivas también es otro librazo, podríamos estar hablando todo el día de esto.

Libros que son trascendentales no solo para la literatura chilena, sino universal. Y eso es debatible, recordando que el cánon literario tiene cierta cantidad y tipo de libros. El libro del Tachuela Grande, la literatura feminista, la literatura indígena para el cánon es literatura periférica, está a un costado, no es literatura a secas. La literatura infantil también lo era, y han tenido que abrirse, darse cuenta de que existen otras instancias como el libro-álbum, la novela ligera, las ilustraciones, etc.

Se me olvidó mencionarlo, hace poco compré el libro El diario de un solo 2, el primero lo leí en la Biblioteca del colegio. Es de Catalina Bu, es una novela gráfica de un tipo que le van pasando cosas tan cotidianas y tú al verlo dices «es un libro súper sencillo», tiene muy pocas páginas, pero es una forma de expresar algo totalmente distinto y que a la gente le gusta porque va en su 5° edición. Otro parecido es el Gay Gigante, que es de la misma temática aunque con diferentes problemáticas, pero hay algo que decir.

Los jóvenes tenemos algo que decir y tenemos otra forma de enfrentar la literatura porque los tiempos no son los mismos.

11. ¿Hay alguna receta para sobrevivir a estudiar, trabajar y escribir a la vez?

Una, ser un loco. Loco porque no es solo tu tiempo, también es tu dinero. Yo invertí gran parte de mi sueldo en esto, ahorrando podría hasta tener mi casa. He gastado el dinero en estudios, pero yo lo veo de otra forma. Yo tengo compañeros que han hecho lo que te acabo de decir, que no han privilegiado lo otro.

Yo tengo la fortuna de ser soltero, porque si tuviera hijos a lo mejor mi panorama sería muy distinto. Tendría que dedicarme a otras cosas o no podría dedicar esa plata en esto. Yo siempre he pensado que voy a estudiar hasta los 30 años y después descansaré, ahí tendré la pega hecha. Yo sé que el tiempo pasa. Tengo compañeros que tienen casa, auto, algunos sin tener familia todavía, pero ya no pueden estudiar porque no tienen tantas ganas o porque si pagan eso se verán muy restringidos. Son decisiones.

Yo creo que en la vida hay que ser perseverante y loco, es la única receta. Eso sí, no es algo que quiera hacer toda mi vida. Lo hice, me siento muy cansado, este año quiero terminar de perfeccionar mi inglés, hacer un curso de líderes católicos al que todos los años me invitan y nunca puedo ir, ya terminaría el Magister. Me quiero relajar, ya tengo la satisfacción de que tengo lo otro listo, que ya no soy solamente un profesor, soy un Magister y eso me puede ofrecer mejores oportunidades de las que ya he tenido.

También, quizás académicamente no es tan grande, pero uno se siente personalmente mucho más capaz cuando tiene estos desafíos o metas y las cumple

Totalmente, uno las hace por gusto y no por obligación, uno las hace porque son cosas que te mueven el corazón. Cuando hay algo que te mueva el corazón, no hay nada que te pueda detener, el corazón habla por sí solo, el corazón te aprieta, te llama, te busca. Es como cuando te gusta alguien, es lo mismo, cuando la ves cerca, tu corazón se empieza a mover solo. O sientes una sensación que no te producen otras cosas, esto es lo mismo pero con tus satisfacciones o tus sueños.

El amor propio no solo nace de querer a otra persona, al contrario. El amor se manifiesta de distintas maneras, en la familia, en los amigos, en una mujer, o un hombre en estos tiempos, pero también en lo que tú haces, también hay amor en lo que uno hace porque si no existiera, no podrías. Como decían las Chicas Superpoderosas: «el amor hace al mundo girar«, una canción que tenían y que todavía me da vueltas, es pegajosa y es verdad.

Para cerrar, un saludo a todos los amigos que están viendo (o leyendo) esta entrevista. Como consejo, independiente del área que te guste, nunca hay que bajar los brazos. Es una palabra muy repetitiva, pero que nunca te digan que «no se puede«, porque a mí me lo dijeron siempre, siempre, hasta mi familia, y no los juzgo porque lo encuentro legítimo porque la familia se preocupa de que no gastes más plata, de que estés bien… pero que nunca te digan que no se puede.

Esto lo aprendí viendo Rocky, y este consejo también se lo doy a los alumnos. Creed, en la última película donde Rocky sale con el hijo de Apollo Creed, Rocky le dice en la última parte del entrenamiento: «Mírate frente a un espejo«. El hijo de Apollo se mira frente al espejo. Rocky le pregunta, «¿qué ves ahí?«, Creed dice «a mí me veo«. Y sabiamente, Rocky le dice «ése es tu único rival en la vida«. ¡Tú mismo!

Muchas de las cosas que uno no hace o no cumple, todas, son por culpa de uno. Por último hay que quedarse con el «lo intenté«, «me la jugué«, «fui, pregunté«, «pagué, no resultó«. A veces no resulta, da lata que no resulten las cosas pero uno quedó con el hacer, con jugársela, porque no hay nada más terrible que llevarse algo en el corazón que uno nunca pudo hacer, y ya no hubo tiempo para hacerlo. ¡Saludos para todos!

También debo decir que terminé de leer los dos libros de Alonso, ambos son muy amenos y fáciles de leer, así que se los recomiendo

Obras de Alonso Garay Silva

Redes Sociales de Alonso Garay Silva


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