Aviso: Esta entrevista estaba publicada inicialmente en Administracionytransportes.cl, pero como trata de temas de escritores, la vuelvo a publicar acá de manera íntegra.
A Alfredo lo conocí por su webcómic Siento y Miento hace varios años, fui a uno de sus lanzamientos (Siento y Miento 2) y también le he pedido consejos por correo para armar este sitio web jajaja. Amablemente me recibió en Quilpué para hacer esta entrevista y, de paso, tuvimos una conversación muy grata tanto con lo que leerán aquí como con lo que quedó afuera jajajaja. La conversación fue realizada el día 13 de febrero 2018.
Lo interesante de entrevistar a Alfredo Rodríguez, para mí, más allá de ser su fan es por la trayectoria y la biografía que tiene. Ha hecho cómics, talleres de guión, ahora tiene una editorial, sacó una antología de cuentos ilustrados, ¡sabe mucho!. Es decir, es un artista muy versátil en cuanto a géneros y también tiene cosas en común con la historia que quiero ir construyendo para mí mismo. ¡Espero que lo disfruten muchísimo! También creo que quizás haga un webcómic después de esto jajajaja.
- Presentación
Mi nombre es Alfredo Rodríguez, tengo 37 años y soy escritor, aunque estudié Ingeniería Civil. Estoy casado, tengo 3 hijos y trabajo desde mi casa.
2. Tú cuentas que estudiaste Ingeniería Civil y después te volviste escritor y guionista de cómics. ¿Qué te motivó a seguir este camino y cómo fue el proceso?
No fue brusco, al contrario, fue paulatino. Ahora me doy cuenta de que fue un camino de descubrimiento, desde lo que creía que me gustaba a lo que me gustaba realmente. En el colegio nunca me entendí como un hombre de letras, mis ramos favoritos o donde me iba mejor era Matemáticas y Artes. Ésas eran mis fortalezas.
Cuando entré a estudiar Bachillerato, quería ver si me decantaba por estudiar Diseño. Ahí descubrí que me iba bien en Cálculo, que me gustaba y terminé estudiando Ingeniería Civil. En la carrera me fue bien, pero al momento de egresar no me proyectaba en los trabajos de ingenieros. Desde ahí me metí a los cómics, empecé a «darme permiso» para seguir esta vocación de cómics. Ahí me di cuenta que me gusta mucho escribirlos, pero no tanto dibujarlos.
Me pasa que necesito escribir mis historias. Otro podría dibujarlas por mí, pero yo siempre necesito ser el que la escriba. Después me di permiso de poner prosa en Lado B y me encantó. La prosa puede detallar lo introspectivo, no tienes la obligatoriedad de lo visual. A veces va a pasar que lo escrito en prosa visualmente es poco atractivo y está bien que sea así. Con Lado B me he dado cuenta que hay que preguntarle a la misma historia, si es que es cómic o prosa en tal parte, qué conviene más para que la narración sea rápida.
¿Y cómo fue tomar la decisión de dedicarte a hacer cómics?
A mí me costó mucho tomar la decisión. Me casé al egresar de la universidad, trabajé como ingeniero de hecho. Al irnos de Santiago a Machalí, mi esposa Claudia no me veía muy contento trabajando como ingeniero, que yo siempre había querido hacer esto de los cómics pero no me atrevía, que se perdía mi veta creativa en el trabajo donde estaba. Yo no me podía dar el permiso a mí mismo, pero ella me dijo que lo intentara, me dio la oportunidad.
En paralelo, mientras trabajé como ingeniero terminé el primer libro de Lado B que, de hecho, es el tercero de la saga que se publica (sí, los otros dos que se publicaron nacieron después). Mandé ese libro a una editorial y no me dieron bola. Empecé a buscar trabajo como colorista de cómics. Antes de irnos a Machalí, me salió mi primer trabajo en eso. Trabajé en eso y cuando ya tenía 6 meses sin hacer mis propios cómics, nace Siento y Miento.
Yo trabajaba mucho de noche y me propuse hacer Siento y Miento como un escape. Tenía 1 hora y media para hacer toda la tira completa, es decir, no tenía mucha dedicación en cuanto al arte o los detalles, el foco es más de la historia. Generalmente una página de cómic se hace en 1 día completo. Gonzalo Martínez fue el primero que me dijo que era bueno, que yo hacía en Siento y Miento cosas que él no podía. Durante el primer año tuvo un crecimiento exponencial, hubo mucha gente buena onda en Twitter y entró en el boom de los webcómics.
3. ¿Cómo fue la primera vez que quisiste publicar una de tus historias? ¿Te costó mucho el proceso desde que nace la idea de hacer un libro hasta la distribución del mismo?
Fue en 2008, tenía 20 páginas dibujadas del actual tercer libro de Lado B. La idea inicial era mandarlo a editoriales gringas, el personaje de Eduardo era Stuart, por eso Santiago parece menos Santiago. Las editoriales se demoraban mucho en responder, pero respondían, eran como unos 2 meses de espera. Recibí muchas negativas. Yo tenía una lista e iba tachando una por una, a todas a las que había enviado esto.
¡Terminé el libro completo cuando se me acabó la lista de editoriales! Todas me dijeron que no, era una lista enorme con editoriales gringas y una chilena. Mi primer libro publicado finalmente fue el Siento y Miento en 2010. En este caso, la idea inicial era tener el libro por tenerlo, para compartirlo con amigos y personas cercanas.
Mi papá me dijo que probara con una editorial. Siento y Miento prendió más que los otros proyectos. Yo había hecho unos guiones para la precuela de Mortis y había conocido de lejos a Miguel Ángel Ferrada, de editorial Arcano IV. Él iba a publicar Mortis. Le mandé un correo comentándole sobre mi webcómic, por si le interesaría, y me dijo que sí, que era muy distinto a Mortis y le gustaba la idea de ampliar el público de la editorial con Siento y Miento.
Ahí me propuse hacer el libro desde cero. Es decir, las tiras cómicas ya estaban hechas, pero había que hacer el diseño y todo lo demás. En la maquetación me ayudó mi hermana Verónica. Inicialmente la portada iba a ser blanco y negro, para hacer juego con el resto de las tiras. Sin embargo, después me dijeron que Quino tenía portadas de colores y las tiras cómicas seguían siendo blanco y negro, que era algo que se podía ver bien. Ahí le pusimos portada de color.
Siento y Miento fue un libro muy autoeditado. Se lo llevé a Miguel Ángel cuando estaba listo, lo revisó y le dio el «vamos». Entre toda la familia lo revisamos. El momento más terrible fue cuando los libros estaban listos pero yo estaba en Machalí, ¡no podía verlos!
Fue un gran aprendizaje hacer ese lanzamiento, fue el ejercicio de confiar en mí mismo sin realmente confiar mucho en mí mismo. Ahí me ayudó Miguel, yo tampoco pude ir al lanzamiento de Mortis. ¡Tampoco podía creer toda la gente que llegó! Era bacán ver gente que comentaba en el sitio web y ponerle nombre y apellido a todos esos nick, conocerlos en persona. También llegaron compañeros de curso, yo no lo podía creer. Quedé tan feliz que en 6 meses tuve el otro Siento y Miento (2011), todo eso por el ritmo de trabajo que ya llevaba.
Fue alucinante, tanto así que es como adictivo. Uno queda con más ganas de hacer cosas, la sensación de que por fin estaban resultando cosas después de varios años en que no pasó nada. Estuve intentando desde 2003 y 8 años después funcionó este libro, no había vuelta atrás.
Con eso empiezo a armar Lado B, con la convicción de que tengo mucho más que decir que lo que hay en Siento y Miento. El dramón de Lado B me representa más que el humor. Si bien en Siento y Miento hay harto juego narrativo, en Lado B fui abordando mi historia desde diferentes flancos, que no es solo cómic, eso motiva a hacer que todas las fichas calcen. El libro sale de un proceso creativo que no conocía, que se traspasa también al Siento y Miento 3. La ambición de subir el nivel, de subir la vara. Con el éxito de Siento y Miento logro sacar el primer Lado B y después el Siento y Miento 3.
4. Tienes un repertorio bien distinto con Lado B y Siento y Miento, ¿cómo te enfocas para escribir uno y otro?
Siento y Miento era una terapia día a día, convertir achaques en algo gracioso, mirar mi rutina que se me hacía difícil en ese momento, pero mirarla con optimismo. Lado B son mis rollos más profundos, a la hora de relacionarme con el mundo por ejemplo. Habla del individualismo y cómo podemos volvernos ciegos a las necesidades del entorno, además de romper la burbuja, esa cápsula en que a veces vivimos y encontrar un mundo lleno de posibilidades.
Muchas veces lo que te hace abrir los ojos son las tragedias, las cosas pendientes. Trata de descubrir otro mundo que te hace dejar de mirarte el ombligo. Yo cerré la trilogía de Lado B porque requiere mucho tiempo para hacerla, falta mucho para que salga otro Lado B pero… ¡tengo mucho que contar todavía!
Yo siempre he sentido que Lado B es más yo o me identifica más que Siento y Miento, pero a su vez, Siento y Miento es el que me ha permitido hacer más cosas y que ocurra todo.
5. Personalmente conozco mejor Siento y Miento. Me parece genial cómo vas captando detalles sutiles de la rutina diaria y metes elementos narrativos. ¿cómo vas captando esos detalles?
Yo creo que en gran medida, cuando me planteo hacer una tira, hay una idea muy específica de lo que quiero decir. Para el formato que tiene, las viñetas me obligan a hacer una historia y no solo una idea. En ese proceso voy pensando en esas sutilezas. Desde cosas del refrigerador hasta pausas en una conversación.
Una de las cosas que me interesa es la expresividad, me gusta la gradualidad. Hay un millón de formas de sentir vergüenza, de sonreír, de enojarse, y en los dibujos uno puede expresar esos grados con gestos de cejas, de la boca, etc. Eso lo puedo lograr porque yo mismo soy el dibujante, ahí aprovecho de contar cómo me siento en ese momento.
Respecto a los detalles o sutilezas, algunas nacen de conflictos reales que después con la tira se vuelven cómicos al verlos en perspectivas. Claro que en ese momento no eran graciosos. Yo tengo una libreta de ideas y anoto cosas en una aplicación del celular, antes anotaba todo eso en un pizarrón.
5.1 Me permito hacer una selección con algunas tiras donde están esos detallitos. Sirven como ejemplo (Obviamente los créditos para Alfredo!)
- #134 Uno no es ninguno y #135 Revelaciones (Julio 2011)
- #123 Porciones y proporciones y #143 Metáfora
- #122 Naturaleza muerta y #63 Nadie lo sabrá
Y una de mis favoritas… pues combina sutilezas y juegos narrativos (cómo se lee la viñeta)
6. ¿Puedes contarnos sobre Sótano y cómo se concibió esa antología de cuentos ilustrados?
Luego de Lado B nacen las ganas de escribir una novela, novela que no he terminado todavía. Empecé en 2012, en un momento se me fue cuesta arriba porque no había escrito mucho en prosa. Claudia me dijo que mejor empezara por hacer cuentos cortos y así lo hice. En 2013 armé un blog para publicarlos, era 1 cuento a la semana mínimo, de lo que saliera y ahí me enamoré de la prosa. El sitio es es.cuentoscorto.net
Me sorprendí mucho de lo que fue saliendo, cada cuento era un mundo nuevo. También pensé que nadie lo leería y hubo un grupo de personas interesada en lo que escribía. Cuando nace Editorial Piedrangular, ahí está Sebastián Garrido. Le pido que nos juntemos para conocer su proyecto editorial y ver planes futuros. En esa reunión él me comenta que está interesado en publicar los cuentos para hacer una antología.
No me gustan las antologías, creo que disparan para todos lados. Pero él me dijo que mis cuentos estaban relacionados entre ellos, cosa que yo no veía. A través de él me doy cuenta de la narrativa que traen. Llegar al título fue un proceso terrible. Al principio era algo como «No abras la puerta» pero justo TVN sacó una teleserie con un título así. Al final salió la idea de Sótano, de que son ideas que uno se guarda en el sótano de la cabeza. En la portada, los árboles son los hemisferios del cerebro y la casa es ese sótano.
Sebastián me enseñó la narrativa intercuentos para que fuera un viaje, elegir el orden de presentación de los cuentos. Él me enseñó cuánto puede crecer una obra a través de cómo se concibe un libro. Fue sorprendente y una gran escuela para Anfibia Ediciones. ¡Nos demoramos 2 años!
Fue un trabajo en conjunto de los 3 (Verónica, Sebastián y yo). Nos reuníamos y pensábamos cómo se podía dibujar, qué se podía dibujar y qué no, el diseño de las páginas, cómo hacer que la ilustración potencie el cuento y no al revés. Nos permitimos modificar los cuentos cuando la ilustración podía darle más fluidez.
7. ¿Qué desafíos ves en la distribución de libros y cómo se puede llegar a los lectores?
La gran pregunta es cómo llegar a los lectores, más que la distribución. La distribución preocupa cuando es un libro físico. Mi experiencia con 8 libros míos y varios más donde he participado es que no hay atajos. Uno puede facilitar o dificultar las cosas, pero no hay atajos.
Hay libros que por lo que son, van a ser masivos y otros que no. Pretender que esos libros que no serán masivos se vuelvan masivos es una frustración innecesaria. Cuando uno piensa en llegar a los lectores, implícitamente está la pregunta de: «¿qué hace este libro?«, qué ecosistema construyo para que el libro sea lo más libre en lo posible. Yo siento que son como animales.
Siento y Miento ha sido muy libre, Lado B ha vendido menos pero es por lo que es. Pedirle más a Lado B es no entender lo que es. Lo mismo con Sótano. Al principio, cuando uno se siente responsable de todo, hay que estar disponible para el libro y hacer muchas cosas, probar cosas. Ahora yo siento que uno no es responsable de todo y que hay que dejarse sorprender por el libro, uno nunca sabe adonde llegará, los libros tienen vida propia. Siento y Miento llegó a estar en El Definido y eso le dio más tiraje, nunca me había imaginado eso.
8. Ahora estás dirigiendo Anfibia Ediciones, ¿cómo es el proceso de armar o crear una editorial y qué ventajas o desventajas te ha traído como autor?
La gran desventaja es que crear una editorial conlleva una inercia de cosas que hay que hacer (pagar el IVA mensual, trámites, etc) y que quita mucho tiempo como autor. Hacer una editorial es recibir mails de gente que quieren trabajar, publicar, etc. Hay una demanda del mundo exterior a la editorial que es muy absorbente.
Mi desafío de este año es solo quedarme con lo que quiero de la editorial y mantener esas razones que me hicieron pensar en tenerla, en hacer cosas diferentes. En los 3 años de Anfibia, he ocupado mucho tiempo en lo que otros quieren hacer o publicar, se me ha hecho difícil poder hacer lo que quiero hacer. Es mucho trabajo, teniendo hijos y una vida familiar. Leo muy poco fuera del trabajo, los libros que publico los leo unas 8 veces mínimo antes de lanzarlos.
Lo rico es que haces lo que quieres al momento de escribir, es difícil darse ese permiso y para eso la hice. La máquina también te va comiendo, uno tiene que buscar lo importante de la vida. También me gustan más cosas que los libros, en Anfibia hacemos podcast, cómo es ser artista, talleres, acompañamientos a otros artistas, dar espacios de sinceridad. El bienestar de los artistas conlleva a más y mejores creaciones. Anfibia abrió esa puerta el año pasado y es muy importante. Las historias son más importantes que los libros.
9. ¿Algo más que quieras decir a lo mejor a otros escritores primerizos o no tan primerizos?
Hay una idea de glamour detrás del hacer libros, idea que me parece importante que caiga. Hay una idea de que uno recibirá cosas materiales o reconocimientos por hacer un libro, si bien eso puede pasar, pensarlo así te puede llevar a muchas frustraciones.
Mientras uno esté más conectado con el placer de hacer por hacer, de que haces lo que te gusta, te será más fácil tu vida como creador y también encontrarás mejores salidas a tus dificultades. Pedirle a un libro que sea la solución a todos tus problemas es pedirle demasiado. En cambio, conectado con lo importante que es para ti hacer un libro, te hace ver hasta qué punto estás dispuesto a hacer cosas para lograrlo.
COMENTARIOS FINALES
Fue una entrevista muy entretenida. Sé que Alfredo lo pasó bien, yo también jajaja. Y creo que hay hartas cosas que a mí me sirven, pero a lo mejor también le servirán a lectores de cómics, a escritores primerizos y a personas que en general quieren atreverse a cumplir sus sueños. Yo creo que ése es uno de los motivos para hacer el blog, para hacer estas entrevistas e ir aprendiendo más cosas, ser consecuente con lo que nos gusta. Llegar a Santiago casi a medianoche valió la pena jajajaja.
Agradecer a Alfredo por su disposición y su tiempo. Espero que nos podamos ver pronto. ¡Muchos saludos y bendiciones para ustedes!